martes, 3 de febrero de 2009
El Nudo
El nudo inicia en mi estómago. Fuertes punzones, mariposas, ligera pesadés. Suben repentinamente las mariposas a mi cabeza y parecen hacer de las suyas puesto que el mareo no falla y siento perder visión. Las palmas de mis manos heladas sienten humedecerse al pensar que pronto estará aquí. ¿Qué se dice? ¿Cómo ha de comportarse uno cuando el tiempo y la distancia parecen repeler a polos antes inseparables? Cada vez que suena el teléfono siento que se escapa la última onza de aire. Se ha metido tanto en mis sueños que mi corazón no logra notar diferencia entre la realidad y la fantasía efímera de los anhelos. Todo terminará tan pronto como comience. Escasas 24 horas, exiguos 1440 minutos, parvos 86400 segundos. Y no todos míos puesto que el sueño no faltará y habrá que comer. En pasos de tiempo el nudo va subiendo y ya el jueves se habrá implantado en mi garganta, no podré articular. Tendré que conformarme con haber visto y abrazado al que sin saber por qué se encuentra ya empacando. Debe regresar la cordura, debe continuar el flujo habitual de las cosas, debo recordar que se fué y así se irá. No hay más. Yo tendré a cambio del vacío el nudo por souvenir.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario