jueves, 15 de enero de 2009

Paredón

Mi estómago dá vueltas y mi cabeza parece seguirlo. Dolores y molestias invaden mi cuerpo mientras pienso que no puedo llamarle en un momento tan inoportuno para que verbalize lo que yo ya sé. Todo terminó, él se fué. ¿Qué podría decirme para aclarar más lo que es justamente obvio? Como frente a un paredón espero el fusilar. Mis iluciones parecen leer en su tono algo que murió hace ya bastante tiempo. Pero no logro avanzar, no logro dejar lo que ya me dejó y atada a tan fortuita suerte me dejo arrastrar. Y duele el raspón mientras el avanza veloz, pero duele más la idea de soltarme. No lloro por que el caudal de mis ojos no cuenta con más recursos. No me quejo pues muy dentro reconozco que no es el fin del mundo. No reclamo ya que él no era mío; yo lo robé con sutileza y seducción. Lo enredé en mis encantos y en mi visión apasionada de la vida. Y ahí él estuvo, aparente felicidad. Cuanto lo extraño...Podrá ser costumbre, él era crucial en mi rutina. Podrá ser seguridad, podrá ser...podrá ser....podrá ser amor. Sin importar que sea lo que me sujeta sin dejarme ir, lo extraño.

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